Una de las decisiones más significativas y de las compras más difíciles que hace una persona en su vida financiera es la adquisición de una propiedad, algo casi imposible para la clase media argentina en el contexto económico actual. Pero que hoy, con los anuncios de la vuelta del crédito hipotecario UVA, el sueño de la casa propia vuelve a ser esperanzador.
La Argentina hace cinco años que no tiene crédito para comprar una casa, por eso la salida al mercado de los nuevos préstamos UVAs movió el avispero: arrancó el Hipotecario el 23 de abril, y, a menos de un mes, ya son 16 los entidades que sumaron sus propuestas: el Hipotecario, Supervielle, Macro, Santander, Ciudad, Galicia, Nación, BBVA, Crediccop, Del Sol, ICBC, Brubank, Patagonia, Bancor (Córdoba), Banco de Corrientes y Banco Provincia del Neuquén. El objetivo es claro: facilitar el acceso a la vivienda para aquellos que sueñan con tener su casa propia y desde las entidades aprovechar esta oportunidad para fidelizar clientes.
“A partir del primer anuncio que se hizo de créditos hipotecarios se despertó una enorme expectativa dentro del mercado y de los interesados en poder acceder a una vivienda”, afirmó José Rozados, director de Reporte Inmobiliario, en el marco del seminario que realizó el Colegio de Escribanos de la ciudad de Buenos Aires. “El crédito genera mercado en zonas donde hoy no lo hay. Mientras que la calificación para pedir las nuevas líneas de préstamos son aceptables en cuanto a los ingresos y a valores de las cuotas”, agrega. Este último punto presenta mayor relevancia porque mientras más ingresos tenga un cliente, mayor será el crédito que podrá pedir, por lo que, juntar los salarios entre, por ejemplo, una pareja resulta beneficioso.
“El crédito hipotecario como política de vivienda resulta algo fundamental y elemental, pero también como política de desarrollo y de inclusión social. Por lo que, un producto semejante necesita financiación a largo plazo”, destacó Rozados. Este, a su vez, es uno de los principales problemas que pueden surgir, porque al ser a largo plazo los conflictos familiares existen en todas las familias y, muchas veces, se pueden convertir en el motivo de la pérdida del sueño de la casa propia.
Algunas preguntas que pueden surgir en ese momento son: ¿puedo perder la casa que estamos pagando con un crédito hipotecario? o ¿quién se tiene que hacer cargo de las cuotas si lo saco con mi pareja y luego me separo?, entre otras.
Los especialistas en el mercado aclararon que si dos personas que pidieron un crédito hipotecario juntos deciden terminar la relación, pueden haber varios escenarios posibles: que ninguno quiera la propiedad y se venda en partes iguales o que una de las partes decida quedarse con el inmueble. En este último caso, es en el que los voceros de los bancos hicieron hincapié: “Si una de las partes quiere quedarse con la propiedad, debe demostrar que califica crediticiamente para poder continuar haciéndose cargo de las cuotas, y se vuelve a precalificar”, explicó Delia Zanichelli, escribana jefe en Banco Nación. Una vez que este paso se verifica, se hace una venta con reconocimiento de hipoteca, una nueva escritura y se libera a la persona que se va de su obligación, para que el titular asuma el 100% de la deuda. Es decir que, la persona que se quedará con el inmueble se hace cargo del resto de la hipoteca por completo.
Pero, ¿qué pasa si la persona que quiere quedarse con la propiedad no califica crediticiamente para poder hacerse cargo de la continuidad del crédito? En este caso tendrá que vender el inmueble y simultáneamente cancelar la deuda.
¿Qué pasa si fallece la persona con quien saqué el crédito?
Ahora, en caso de fallecimiento de una de las partes, el escenario es otro: cuando el crédito es otorgado, las dos personas están cubiertas por el seguro de vida ligado a la hipoteca. Es decir, que si alguno de los dos fallece, el seguro liquida la deuda, siempre y cuando en la póliza se figure el esquema de cobertura y no existan atrasos en pagos. Un dato a tener en cuenta es que, el monto restante dependerá de los ingresos de cada uno y de lo que cada uno venía aportando en el total de la cuota: “Si la persona que fallece pagaba el 30% de la cuota de la hipoteca, el seguro continuará reconociendo solo ese monto”, explicó Laura Foti Correas, coordinara comercial de gerencia de sucursales del Banco Ciudad.
Cada una de las 16 entidades bancarias que ofrecen líneas de créditos hipotecarios tiene sus propias condiciones y requisitos para la solicitud. Estas difieren en las modalidades y en los contratos, por lo que resulta fundamental analizar las tasas, los montos y los plazos en cada caso. Además, no todas las personas pueden solicitar un crédito en todos los bancos, ya que va a depender de diversos factores, tales como: los ingresos mensuales, la edad al momento de pedir el préstamo, si es monotributista, el plazo que cada uno ofrece para el pago, entre otros.
Los montos suelen ser de hasta $250 millones, aunque hay casos sin tope como: la línea del Galicia, BBVA, Macro, Supervielle y Santander. Además, en general financian entre el 75% y el 80% del valor de la propiedad, aunque hay una única entidad que presta el 100%: el banco de Córdoba (Bancor), con un tope de $90.000.000. El Macro financia el 75% en inmuebles de hasta $350.000.000, 60% de los de más de $350.000.000 y 90% si quien toma el crédito es menor de 30 años con padres fiadores del crédito y adquiere su primera vivienda. En el caso del Nación, se aclara que es hasta el 75%, siempre que el valor de la propiedad no supere los 120 millones de pesos.
Los plazos de financiación oscilan entre los cinco y los 30 años y las tasas anuales varían entre el 3,5% y el 9,5%. En el mes a mes, las cuotas se ajustan por inflación y los montos van a depender de cada entidad, pero la clave es que la cuota comprometida por el tomador (o los tomadores) represente entre el 20% y el 30% de los ingresos mensuales. Hay un caso en el que ese porcentaje se puede extender al 35% si la persona es clienta de la entidad (el Banco de Neuquén). En todas las líneas, el interesado puede sumar el ingreso familiar. Por lo que, una pareja puede unificar los ingresos de ambos y solicitar el crédito en conjunto, y por lo tanto, pedir más dinero.