Los habitantes de Iowa, en Estados Unidos, se enfrentan a una ola de calor con temperaturas extremas que superan los 35°C y que generan efectos negativos en la salud de las personas, sobre todo en los niños. Es por eso que desde el Distrito Escolar Comunitario de Cedar Rapids tomaron medidas para preservar la integridad de los estudiantes y profesores en las escuelas ubicadas en las zonas más afectadas.
Estas temperaturas generaron que varias instituciones educativas tuvieran que terminar sus clases más temprano este lunes y que se plantee una estrategia similar para los próximos días. En específico, la secundaria y la preparatoria terminaron la jornada a las 10:50, mientras que la primaria concluyó a las 11:50.
Desde el distrito notificaron de esta modificación a las familias y aseguraron que servirían el almuerzo a los estudiantes antes de la salida. Además, pidieron a los padres que envíen a sus hijos con botellas de agua fría a la institución para que pudieran mantenerse hidratados.
Por su parte, las escuelas del Distrito Escolar Comunitario de Dubuque también finalizaron este lunes sus clases dos horas antes de lo habitual y repetirán lo mismo para este martes 27 de agosto. Mientras tanto, las instituciones que dictan preescolar cerrarán sus puertas durante la tarde del martes. Si la ola de calor persiste, cada institución notificará a las familias de sus respectivas medidas de seguridad.
Las estrategias de las escuelas para abordar la ola de calor en Estados Unidos
Rebecca Morgenstern Brenner, Amie Patchen, Alistair Hayden, Nathaniel Hupert y Grace Wickerson, integrantes de la Federación de Científicos Americanos (FAS, por sus siglas en inglés), publicaron un estudio en el cual analizan las distintas estrategias que se deben optar frente a eventos climáticos extremos que afectan el normal funcionamiento de las escuelas.
En estos momentos, muchos niños y adolescentes recurren a las enfermerías de los colegios en busca de alivio frente al malestar que provocan los golpes de calor. Sienten mareos y dolor de cabeza o de estómago, entre otros síntomas producido por la deshidratación.
“Obligar a los niños a asistir a la escuela cuando las temperaturas en las aulas son altas es inseguro y reduce el aprendizaje. Sin embargo, cerrar las escuelas por calor extremo tiene consecuencias de amplio alcance para el aprendizaje, la seguridad, el acceso a los alimentos y los determinantes sociales de la salud. Los niños son vulnerables al calor y la escolarización es obligatoria en los EE.UU”, plantearon.
A partir de esta problemática, los especialistas sostuvieron que la forma de resolver ambas contradicciones, es decir, proteger la salud y el bienestar de los niños mientras se garantiza su educación, es que el gobierno federal “facilite los esfuerzos para impulsar la mitigación del calor extremo y la capacidad de adaptación”, invirtiendo en infraestructura que pueda mantener fresco el aire.
La encuesta más reciente del Centro Nacional de Estadísticas de Educación (NCES, por sus siglas en inglés) sobre la condición de las instalaciones de las escuelas públicas de Estados Unidos (año escolar 2012-2013) encontró que el 30% de los edificios escolares hasta el momento no tenían aire acondicionado adecuado. Los científicos aseguran que esta es una de las primeras cuestiones a solucionar.
LA NACION