Muchos de mis clientes llegan con el objetivo de mejorar el balance personal, descubrir su propósito, tener mejores relaciones, liderar mejor a sus colaboradores o animarse a emprender. Quien está consciente de querer mejorar es porque sabe que tiene el potencial para hacerlo.
Y una de las primeras cosas que trabajamos es el mindset positivo, y cómo lograr tener una mente positiva acompañada por un cuerpo sano en ese proceso.
Para eso no hay magia, sino generar hábitos y ser constante. Además, es importante tener la ayuda y punto de vista de alguien que esté fuera de tu mente para eso.
Te presento algunas estrategias que sugiero y yo misma utilizo para ello, y que a lo largo de mi vida han sido clave para pasar de una mentalidad a otra más positiva.
1. Agradecer
Agradecer atrae cosas positivas. Antes de levantarme, al abrir los ojos, una de las primeras cosas que hago es dar gracias por tres diferentes razones.
Cada día puedes encontrar alguna diferente, eso hace que me levante viendo lo que sí funciona, y no tanto recordando lo que salió mal el día anterior.
2. Respirar profundamente
Inspirar contando hasta tres o cuatro, retener la respiración contando lo mismo, y exhalar, hace que lleve mis pensamientos al ritmo de mi respiración, comenzarás a sentir mayor calma, y tu cuerpo acompañará.
3. Meditar
La meditación es una excelente manera de cuidar y potenciar tu energía. Cuando aprendí a meditar, comencé a verificar algo que solía escuchar de Deepack Chopra, que podía reemplazar horas de sueño con la meditación. Es importante que pruebes y encuentres el estilo que mejor se adapte a ti.
4. Tener propósito o propósitos
Habrá quienes se levantan porque aman la vida, otras personas porque tienen hijos, otras aun no lo saben. Lo cierto es que a la mañana, la cama me eyecta, tengo mis hábitos que hago sin pensar, que son los que me dan energía positiva y luego mi propósito, el que me mueve, por ejemplo: voy a levantarme a escribir el artículo para Martes Financiero, luego me conectaré para la sesión tal, y por la tarde iré a la clase que me encanta.
¿Cuál es tu propósito? ¿Qué te apasiona o mueve?
5. Enfócate en el resultado que deseas lograr.
No saber hacia dónde vamos nos desgasta. La acción sin propósito y dirección es pérdida de energía. Todo comienza con tener clara la visión del resultado que deseas lograr.
6. Pon foco en lo que “puedes” en vez de lo que “no puedes”.
Es posible que no puedas hacer o lograr lo que quieres en el momento que lo estás deseando. Pero siempre puedes hacer algo.
“Tu enfoque determina tu nivel de energía.”
7. Confía en ti
La fe es quizá, junto a la pasión, una de las fuerzas más poderosas a las que el ser humano puede conectarse. Es un recurso interior que te permite ir más allá.
8. Hazte preguntas que te ayuden a mover
¿Qué tal si esto funciona? ¿Qué pasa si hago o voy a tal lugar? Hazte preguntas que te inviten a moverte en forma positiva y posible.
9. Se consciente de tu postura
Cuando caminas, cuando te paras, al sentarte, mientras conversas con alguien, cómo es la postura de tu cuerpo? ¿Cómo te mueves?
Salta! Muévete!
10. Sonríe
Cada mañana salgo a dar una vuelta de treinta minutos. Me he encontrado con personas que van muy serias, y me invita a preguntarme: ¿cómo está mi cara? Cuando me hago esa pregunta, comienzo a sonreir, y al caminar y cruzarme con alguna persona presto atención a mi sonrisa, naturalmente, la respuesta de quien pasa frente a mi, es también una sonrisa.
Los músculos del rostro funcionan como torniquetes, facilitando o disminuyendo el paso de la sangre hacia la zona frontal de tu cerebro. Si nuestras tensiones o frustraciones se ven reflejadas en la rigidez del rostro, el flujo sanguíneo y el nivel de oxígeno que le llega al cerebro se ve reducido. Al sonreír, los 32 músculos de la cara bombean un mayor nivel de oxígeno a los lóbulos centrales. Esto estimula la secreción de endorfinas, hormonas neuronales que inducen estados de placer los cuales comienzan a contrarrestar patrones de depresión, tristeza, apatía, rabia.
11. Conecta con emociones positivas
Hay personas que nos drenan y otras que nos impulsan a ser nuestra mejor versión.
También hay películas, temas musicales, audios, videos, libros que nos generan emocionalidad positiva. Cuando nos dejamos tocar por estas emociones no nos queda otra que sentirnos inspirados por la grandeza humana. Esa misma que reside en nosotros.
12. Ingiere alimentos que te den energía
La digestión es la segunda de las funciones biológicas que más energía consume. ¿La primera? ¡Sexo!
Cuando ingieres alimentos y se dispara el proceso digestivo, tu cuerpo requiere dedicar gran parte de su energía al procesamiento y transformación de lo ingerido. Si la comida no es particularmente “amigable” a tu cuerpo, la energía requerida es enorme.
Lo que comes tiene un impacto sobre tu bioquímica y en última instancia sobre tu vitalidad.
13. Haz ejercicio físico.
El ejercicio ayuda a fortalecer tus órganos y a mantener tus sistemas internos funcionando en óptimo estado. Si haces ejercicio adecuadamente, te sentirás con más energía.
14. Asegúrate un descanso de calidad.
Para tener más energía, a veces lo que necesitas es parar un rato. Es lógico: al descansar te recuperas de la energía perdida. Cuida que tu sueño sea reparador.
15. ¡Hidrátate!
2 litros de agua como mínimo al día es lo recomendado por los médicos.
16. Conéctate con la naturaleza.
Una de las cosas que más disfruto en la vida es la salida o la puesta del sol. El sonido de los pájaros que contemplo cada mañana.
¿Cuándo fue la última vez que realmente te conectaste con la naturaleza? ¿Qué estás
esperando para repetirlo?
17. Estar a solas
Es importante el espacio para recuperar tu centro. Estar contigo, no con el celular o el televisor y ni siquiera con un libro.
por Paula Cabalén
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