Trump anticipó duras medidas proteccionistas y complica el sueño de libre comercio con EE.UU. de Milei

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Desde Davos, en las últimas horas llegaron definiciones que podrían considerarse incompatibles. El miércoles, en una entrevista con la agencia Bloomberg, Javier Milei reiteró su intención de sellar un tratado de libre comercio con Estados Unidos.

Este jueves, cuando el presidente norteamericano Donald Trump habló ante el Foro, reiteró su intención de avanzar con una política proteccionista: «Mi mensaje a todas las empresas del mundo es muy sencillo: vengan a fabricar su producto en Estados Unidos, y les daremos unos de los impuestos más bajos de cualquier nación de la Tierra».

«Si no fabrican su producto en Estados Unidos, que es su prerrogativa, entonces, muy simplemente, tendrán que pagar un arancel«, subrayó Trump, quien explicó que los aranceles generarán cientos de miles de millones, incluso billones, de dólares para el Tesoro».

De esta manera, Trump resaltó algo que ya había mencionado en su discurso cuando asumió el nuevo mandato como presidente: «Voy a poner a Estados Unidos en primer lugar».

También había dejado un mensaje contundente cuando, cuando respondió una pregunta de una periodista brasileña sobre cómo será su relación con América Latina: «Grandiosa. Ellos nos necesitan más de lo que nosotros los necesitamos a ellos. Nosotros no los necesitamos. Ellos nos necesitan. Todos nos necesitan».

Nuevo mensaje proteccionista de Donald Trump: ¿complica la estrategia de Javier Milei?

Milei apuesta a que la sintonía ideológica que mantiene con el presidente norteamericano lo acerque a un acuerdo bilateral para potenciar el comercio exterior. Sin embargo, las recientes declaraciones de Trump parecerían no encajar en la propuesta del mandatario argentino.

Lo que en el Gobierno argentino apuestan es a que, en realidad, Trump no aplicará barreras comerciales uniformes sino que las usará como un mecanismo de premios y castigos, y que en ese marco Argentina quedaría beneficiada frente a otros competidores.

Algunos expertos en la materia, de todas formas, por el momento son escépticos. «Lo veo como algo difícil. Yo no he escuchado a nadie en Estados Unidos referirse a eso», dijo días atrás el exembajador argentino en Estados Unidos Jorge Argüello en una entrevista radial.

«Trump va a privilegiar la producción nacional», aseguró. Y recordó que el republicano también tenía una buena relación (incluso mucho más personal) con Mauricio Macri durante su primer mandato y aun así impuso aranceles a las exportaciones argentinas de biodiésel, limones y carne bovina.

De hecho, en ese momento, Trump suspendió la importación de biodiesel argentino, que significó una pérdida de u$s1.200 millones para Argentina. También puso trabas al acero y al aluminio nacional.

Pese a las declaraciones y la postura de Trump, Milei se mostró focalizado en avanzar con el tratado de libre comercio. Incluso, en la entrevista del miércoles, no descartó salir del Mercosur si el bloque resultara un impedimento para lograr el acuerdo. «Mientras que estamos trabajando en paralelo con Estados Unidos para un tratado de libre comercio, estamos trabajando puertas adentro del Mercosur para que no sea un impedimento para avanzar hacia el libre comercio«, aseguró.

Javier Milei juega un pleno a su alianza con Donald Trump

Si Milei entendió algo en sus encuentros con el propio Trump y con sus colaboradores más directo, es que el pragmatismo será la consigna de la nueva administración. De manera que, por más que a la hora de los discursos pueda haber sintonía en la ideología liberal -y, sobre todo, en el rechazo a la «cultura woke»-, eso no impide que venga una nueva fase de trabas al comercio. Y su apuesta, en consecuencia, es posicionar a Argentina como un aliado natural de Estados Unidos en la nueva etapa.

En principio, todos los países latinoamericanos interpretaron las amenazas de guerra comercial de Estados Unidos con China y de suba generalizada de aranceles como un peligro. La prueba está en la ola de devaluaciones en toda la región, un típico fenómeno que ocurre cuando cambian los flujos de capitales, que corren a refugiarse en el dólar y se produce una caída en los precios de los commodities.

Además, China, supuestamente el principal perjudicado por las políticas de Trump, ya se preocupó por generar un amplio stock preventivo en productos como soja. De esta manera, se adelantó al encarecimiento que supondrá una suba generalizada de aranceles. Y, para los países exportadores como Argentina, implica la perspectiva de precios mediocres en los próximos meses, dado que la relación entre el stock y el consumo nunca fue tan alta: hoy, según cifras del departamento de agricultura estadounidense, se registra en el mundo un excedente de 33%, cuando el promedio en lo que va del siglo es de 25%.

Milei se plantea ahora el desafío de que Argentina no termine arrastrada por los efectos negativos de la ola proteccionista.

La muestra de que apuesta a una receta diferente a la tradicional es que, a contramano de los países de la región, anunció la ralentización del crawling peg a un nivel de 1% mensual. En otras palabras, asume que este año Argentina volverá a tener inflación en dólares, mientras sus vecinos buscan abaratar sus costos.

La jugada de Milei es aprovechar su buena sintonía política para avanzar en un tratado de libre comercio, algo que ya adelantó cuando participó en el acto celebratorio de Trump en la localidad de Mar a Lago, junto a empresarios, políticos y celebrities de la talla de Sylvester Stallone y Elon Musk.

La estrategia de Milei es de alineamiento en todos los planos: además del ideológico -expresado en foros como el de Davos, por ejemplo- y de la apertura de la presencia estadounidense en el Atlántico Sur, espera un incremento del comercio bilateral.

Pero, sobre todo, la apuesta de Milei es a la radicación de inversiones directas. Como afirman los analistas internacionales, en el nuevo contexto global se sustituirá el «offshoring» por el «friendshoring».

Esto es: ya no la localización de plantas industriales o centros logísticos en puntos distantes que se destacan por su bajo precio, sino priorizar la provisión desde países confiables. En el entorno de Milei presumen que Argentina cumple esas condiciones.

Además, si el petróleo está en el centro de las preocupaciones de Trump, Argentina tiene también un rol para jugar. Aunque todavía está lejos de los niveles de producción de las grandes potencias, ya los expertos estadounidenses han puesto la lupa sobre el potencial de Vaca Muerta.

Los expertos prevén que este año Argentina podría exportar petróleo por u$s13.000 millones y que en cinco años esa cifra llegaría a u$s30.000, gracias a una producción estimada de 1 millón de barriles de petróleo y más de 250 millones de metros cúbicos de gas por día. De esa manera, el sector energético estaría cerca de superar al campo como primer proveedor de divisas. Se trata de un cambio de fondo, porque Estados Unidos, que en el plano agrícola es competidor de Argentina, se convertiría en su comprador de excedente energético.

No es de extrañar, en consecuencia, que en el marco del sistema RIGI, Argentina esté tratado de intensificar la llegada de inversores externos que potencien al sector energético. En un mundo en plena reconfiguración, Milei cree que tiene su gran oportunidad en los lobbies de Washington, donde se le empiezan a abrir puertas.

Quizá es por eso que, pese a las declaraciones de corte proteccionista de Donald Trump, Milei continúa aferrado a su plan de avanzar en un acuerdo bilateral con Estados unidos.

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