Índices y bonos a la baja, reservas en declive y un dólar que vuelve a subir en el marco de incertidumbre en el acuerdo con el FMI.
Caputo discute la realidad
Este gobierno tiene elementos de remake con otros de las últimas décadas. El elenco cuenta con un presidente que rápidamente se vuelve meme, una nueva entrega al Fondo Monetario Internacional y a Patricia Bullrich, como en otras dos ocasiones, atacando a los jubilados. Pero eso no es lo único: la fragilidad económica también es parte del panorama.
En el marco de las negociaciones con el Fondo y la fuga de reservas, al gobierno se le va escapando el dólar. El 18 de marzo, el blue llegó a marcar un nuevo máximo en seis meses, al trepar a $1.265 para la compra y $1.285 para la venta. El paralelo subió $30 (2,4%), alcanzando su mayor valor desde el 11 de septiembre de 2024.
La brecha monetaria superó el 20% y se sintieron las presiones de un acuerdo sin precisiones, donde el propio ministro de Economía no sabe cuánta cantidad de dinero fresco le aprobaría el directorio del Fondo y afirma que “no está definido”.
Luis Caputo se jactaba de que los medios de transmisión del descontento en nuestro país tenían asidero “vía la debilidad económica, y como el país siempre estaba débil, cualquiera de estos intentos de desestabilización impactaban en la economía” y que, en este momento, no le tiene “ningún miedo porque la Argentina ahora se parece más a un país normal”.
Mientras daba estas declaraciones, el riesgo país trepó cerca de los 800 puntos y tanto la Bolsa de Buenos Aires como Wall Street registraron caídas en sus índices accionarios, mientras que los bonos soberanos perdieron valor.
Las acciones de empresas argentinas mostraron bajas considerables, reflejando la preocupación del mundo financiero por la fragilidad del peso en un escenario de incertidumbre en el acuerdo con el Fondo y de constantes pérdidas de reservas para sostener la brecha del dólar.
“Lo que hagamos nosotros no va a afectar a la gente. Ahora estamos recapitalizando el BCRA para crear las condiciones necesarias para que, cuando liberemos las restricciones, no haya un salto cambiario, como algunos piensan. Por otro lado, el FMI no pide nada de eso”, repite el ministro.
Sin embargo, tan solo el viernes, las reservas internacionales brutas cayeron USD 755 millones y cerraron en USD 27.333 millones, el nivel más bajo desde el 30 de septiembre del año pasado. La recapitalización tiene cierto aroma a la fuga a la que Caputo nos tiene acostumbrados.
Además, intentó apaciguar: “Estamos haciendo todo eso para liberar las restricciones cambiarias. ¿Cuándo van a estar dadas esas condiciones? No lo puedo decir porque no sabemos cuánta plata nos va a dar el FMI, pero ese es el objetivo”. Menciona las liberaciones cambiarias como si no estuviera atrasando una voraz devaluación en un marco de pérdida de reservas.
“La Argentina es un país que puede flotar –dólar libre– como cualquier otro, si están dadas las condiciones”, finalizó el ministro en su entrevista de ayer, en un escenario que lo obliga a dar la cara ante las deficiencias de la arquitectura económica libertaria.
Abajo el plan motosierra
El gobierno le prende una vela y le reza al Fondo. Espera el pronto envío de sus dólares para poder sortear los desbalances económicos de su débil estructura. Las presiones sobre el dólar y la necesidad de Milei de mantener la brecha cambiaria con la menor distancia posible para sostener su discurso antiinflacionario son causantes de la erosión de reservas, casi tan veloz como la de la imagen presidencial.
Este mismo miércoles, el gobierno pretende convalidar el decreto para acordar con el FMI en el Congreso. Un nuevo fraude que afectará a millones. Todo aquel diputado o fuerza política que sea cómplice será responsable de colocar las cadenas en el futuro de nuestro país.
Como lo han demostrado los jubilados, fuerza para luchar hay, incluso resistiendo la salvaje represión de Bullrich. Hay que tomar las calles para denunciar el acuerdo que pretende entablar el gobierno con el Fondo y su plan económico, que solo trae hambre y ajuste para el pueblo.