Agustín Rada Aristarán: No me quiero quedar con las ganas de otras cosas

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Es músico, actor y mago y difícil de encasillar a Agustín “Rada” Aristarán. Sus primeros espectáculos fueron junto a una banda musical, pero hubo un antes y un después en su carrera con el musical Matilda. Ahora se lo puede ver en el Teatro Metropolitan con Chanta de Mariano Cohn, Gastón Duprat y Juan José Becerra, con dirección de Marcelo Caballero.

—¿Empezaste en el año 2000 en tu ciudad que es Bahía Blanca?

—En realidad arranqué bastante antes del 2000, a fines de los noventa. Me inicié en fiestas infantiles siendo muy chico, haciendo shows de magia y también espectáculos callejeros. Cruzábamos la gorra con amigos malabaristas.

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—¿Ese contacto con la gente en la calle te marcó?

—Muchísimo. Es al día de hoy que siento que fue mi escuela más importante. Lo que tiene el arte callejero es la falta de convención que hay con el espectador. Nadie compra una entrada, sino que se sientan, te ven y hay que convencerlos para que pongan algo en la gorra. Se debe tener los sentidos muy agudos y afilados para entretener al público.

—Estuviste en “Aladdin”, “Matilda” y “School of Rock”: ¿te modificó actuar en estos grandes musicales?

—No sé si me modificó, por supuesto me desafió, pero los encaré como a todos los proyectos que hago. El sumarme a esas grandes producciones me dio algo de tranquilidad porque ya no dependía todo de mí, ni de mi equipo solamente. También tuve la suerte de estar en proyectos muy grandes y de forma independiente, como fue hacer un Luna Park con el espectáculo Revuelto.

—Y en el caso de “Chanta”: ¿cuánto es tu responsabilidad y cuánto la compartís?

—Ahí creo que se juntó todo, aparte de ser el protagonista de un unipersonal tan potente, hay una gran escenografía. Hay una responsabilidad compartida. Tuve mucha libertad por parte de los autores, que eso se los agradezco siempre que puedo y gracias al director, Marcelo Caballero pude jugar. Me gusta estar cambiando todo el tiempo. Pego volantazos y pruebo. No me quiero quedar con las ganas.

—¿Qué te motivó a interpretar a este Julio Ballesteros?

—Creo que lo que más me interesó fue el desafío de tener que interpretar a una persona en las diferentes etapas de su vida, en distintas edades. Son ocho momentos de un mismo personaje. En cada edad nosotros vamos cambiando mucho a través de la vida, pero mantenemos cosas constantes que hacen a nuestra identidad y forma de ser. Me parecía un gran desafío tener que interpretar a este Julio Ballesteros, que arranca siendo muy simpático, como casi todo viejo y esconde una oscuridad, eso me desafiaba mucho. En muchas cosas este personaje es mi opuesto. Nunca tendría ese tipo de actitudes y nunca las tuve.

—¿Creés que tenés tu propio público o te siguen por el recuerdo de los musicales?

—Creo que tengo un público y también porque es muy atractiva la propuesta. Hay un boca a boca muy potente que está pasando. Nuestro país es maravilloso y único. Hay pocos lugares con calles repletas de teatro como Corrientes y con gente en sus salas, a pesar de la crisis económica.

—¿Llegaste a la televisión de la mano de Jorge Guinzburg?

—Sí, hace mucho tiempo. Después pasé a Telefe y más tarde volví a ElTrece. Me llamaron otras veces, pero no me convencía lo que me ofrecían, ahora volveré, porque la propuesta me interesa, aunque aún no la pueda contar. La TV abierta sigue siendo masiva por más de que digan que no, y marca agenda, porque está en los hogares, por supuesto de una generación diferente. Y un poco de miedo me da la masividad que tiene.

Trabajar en el mundo audiovisual

A.S.

Fue el hermano cómplice en la serie sobre Cris Miró, también participó de El Reino integrará la tercera temporada de Envidiosa. Aunque no puede decirlo, se sabe que se sumará al elenco de la versión cinematográfica de Parque Lezama de Juan José Campanella, con Luis Brandoni y Eduardo Blanco.

Cuando se le pregunta cómo se adapta a las cámaras afirma: “Voy aprendiendo de rodaje en rodaje, buscando y formándome siempre, estoy en constante cambio, porque la voz es distinta y el cuerpo también. Siempre me acuerdo de las indicaciones de Marcelo Piñeyro en El Reino para que bajase mi gesticulación”.

Ya tiene una heredera en su hija, Bianca, quien está estudiando arte dramático y también se la pudo ver como integrante del ensamble de Matilda. Confiesa con orgullo: “Está súper embalada con su vida y va de un lado a otro. El futuro que le veo es maravilloso, como padre quiero lo mejor. No me importa si quiere ser actriz, música o abogada, lo importante es que encontró su vocación”.

Cuando se le recuerda su ciudad natal Bahía Blanca y la última tragedia vivida, dice: “Trabajé muchísimo en la difusión para que los medios ayudaran. Estuve en el Movistar con Ciro y los Persas para recaudar fondos. Fui promotor en todos los programas de TV que me convocaron, para poder difundir el trabajo que estaba haciendo la Fundación Civil Manu Ginóbili, que es un capo total. Hubo muchas personalidades ayudando, desde Ginóbili, Pepe Sánchez hasta Lautaro Martínez. Se hicieron grandes medidas solidarias, en muchos casos de manera silenciosa. No me gusta cuando se hace publicidad de uno mismo”.

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