SOCIEDAD
Cansado de que la policía y justicia no actúan, tomó su camioneta para recuperar lo suyo.
En un acto de valentía y hartazgo, un comerciante del barrio Reducto, en Montevideo, decidió tomar justicia por su propia mano y perseguir a dos delincuentes que lo venían robando reiteradamente en su local. Este martes, alrededor de las 7:30 de la mañana, el dueño del comercio, un hombre trabajador y cansado de ser víctima de la delincuencia, se subió a su Renault Kangoo y salió tras los ladrones, en una persecución que culminó en la intersección de General San Martín y José Garibaldi.
Los malvivientes, que huían en una motocicleta tras cometer otro de sus robos, no contaban con la determinación de este héroe anónimo. El comerciante, con una valentía digna de admiración, los alcanzó y, en un impacto controlado, chocó la moto desde atrás, haciéndolos perder el control. La motocicleta terminó colisionando contra la parte trasera de un ómnibus de Coetc, Angie de línea 456. Uno de los ladrones, herido de gravedad, quedó tendido en la calle, llorando como una niña cobarde, mientras que su cómplice, en un acto de cobardía total, abandonó a su compañero y huyó corriendo, dejando la moto atrás.
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El delincuente herido, quien según fuentes policiales permanece en estado grave en el hospital Maciel, pagó un alto precio por sus crímenes. Mientras tanto, su cómplice sigue prófugo, pero la justicia de la calle ya dio su primer golpe. El comerciante, con heridas leves, fue atendido en el lugar y luego se presentó en la comisaría para formalizar su denuncia. Declaró que los ladrones eran conocidos por él, responsables de múltiples robos en su negocio, lo que demuestra la impunidad con la que estos criminales operaban en el barrio.
Este acto de coraje del comerciante no es solo una respuesta al hartazgo, sino un mensaje claro contra la delincuencia que azota a los trabajadores. Mientras los delincuentes se aprovechan de la sociedad, este hombre demostró que la paciencia de los ciudadanos honestos tiene un límite. La grave lesión de uno de los ladrones y la huida del otro son un recordatorio de que las acciones tienen consecuencias, y aunque el sistema a veces falle, la determinación de un hombre puede marcar la diferencia.
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El barrio Reducto celebra a este héroe anónimo, que con su valentía defendió no solo su negocio, sino el derecho de todos a vivir sin miedo. Que este hecho sirva de advertencia a los criminales: la justicia, tarde o temprano, llega.
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