Mastantuono, el pibe que vence al tiempo y la nostalgia por un modelo exportador inevitable

08/06/2025 20:51hs.

Cada vez que pudo, Marcelo Gallardo subrayó que Franco Mastantuono tiene 17 años. Que había que llevarlo de a poco, que todavía tiene mucho tiempo para madurar, para aprender cosas nuevas, para equivocarse. Son declaraciones que siguen teniendo vigencia, o al menos eso indica el DNI del azuleño, pero que en algún sentido también envejecieron demasiado rápido para lo que fue pasando en las últimas semanas de la vida de este chico que hasta hace pocos días salía de su casa con dos manuales de matemáticas de quinto año del secundario.

El Real Madrid es arrollador, un fenómeno inevitable, como un tsunami. Pero Mastantuono también. Su talento natural, un físico que no es normal para su edad y sobre todo una personalidad propia de un consagrado aceleraron todos los tiempos, al punto de que hoy a nadie le sorprenda ni un poco que el club más grande del planeta vaya decidido a invertir cerca de 70 millones de dólares en él.

Y es que el arco narrativo de Mastantuono en River fue tan corto como intenso: en apenas 61 apariciones en Primera, y con menos de un semestre consolidado como titular, la carrera de este fenómeno ya hizo checks en tantos capítulos que podría condensar muchas carreras en una. Debutar en el club de sus amores, ganarse un lugar, jugar la Copa Libertadores, jugar un superclásico, ganar un superclásico, ganar un superclásico con un golazo de tiro libre, patear penales límite, ser citado a la Selección, debutar y compartir cancha con su ídolo, un tal Leo Messi, ser comprado por el Real Madrid.

Es tan fuerte para la vida de un muchacho de su edad como fuerte será a partir de ahora su ausencia en el CARP. Un agujero que River tendrá que intentar tapar rápido para que el segundo semestre del año, con la Copa como el objetivo principal, no sea lo traumático que puede ser en términos futbolísticos con la salida de su máxima figura, que ya ilustraba los afiches de Conmebol en las redes para anunciar los octavos de final contra Libertad de Paraguay.

¿Cómo se lo reemplaza? Es la pregunta que ya se debe estar haciendo la mesa chica del club. Por lo pronto, quedará en el colectivo riverplatense una sensación de nostalgia lógica por la partida tan prematura de las últimas dos joyas rutilantes de la fábrica. A Echeverri y a Mastantuono muchos hinchas ya los seguían desde Inferiores, con videos caseros de sus golazos que le daban pie a la fantasía de que iban a marcar una época en River. Pues no. Más allá de que los dos casos fueron diferentes en muchos sentidos (el Diablito fue vendido con apenas seis partidos oficiales, e incluso con un año más que FM se terminó yendo más verde y menos asentado en el fútbol profesional que el pibe de Azul), se trata de un golpe de realidad para la ilusión que puede representar en el orden deportivo la usina de talento que es la cantera de River.

En todo caso, el club podrá tomar estos últimos ejemplos para pensar estratégicamente un formato estructural diferente para intentar retener al menos un tiempo más a sus jóvenes prodigios. No parece una tarea fácil: en Brasil, con otros recursos por derechos televisivos, patrocinios y premios (la Copa de Brasil entrega u$s 14.000.000 y el Brasileirao, u$s 10M, mientras que Platense recibió un cheque por 500 mil dólares tras ganar el Apertura y Central Córdoba embolsó u$s 58 mil por la última Copa Argentina; no hay mucho que agregar: un club en nuestro país tendría que ganar 241 Copas Argentinas para equiparar el bono individual de su torneo espejo en el país limítrofe), les sacan algunos millones más a sus Endricks y a sus Estevaos, pero el desenlace es similar.

Tal vez el deterioro competitivo que tuvo River desde el final del ciclo Demichelis también haya sido decisivo para que las partidas de Echeverri y Mastantuono no se parecieran a la de un Julián Álvarez que pisó Europa a los 22 años cuando ya era demasiado evidente que el fútbol argentino le quedaba chico. Al cordobés, Gallardo lo llevó de a poco, a fuego lento, y no solo porque el deté veía que debía madurar sino porque tenía por delante a Scocco, Borré, Pratto y Matías Suárez, todos ellos en su prime (por eso, de hecho, el Muñeco utilizó a la Araña como volante más de una vez en sus inicios, como ocurrió con Driussi años atrás). En un terreno futbolístico más árido y con un equipo que recién en los últimos meses pareció empezar a replicar la idea clásica de un MG que tuvo demasiado trabajo a su regreso, los tiempos también fueron otros.

¿Cómo se reemplaza a Mastantuono? Apelando al diccionario Gallardo, deberá ser el mismo equipo el que baje el impacto de su baja. Algo que lograron hacer los mejores River del deté. Para este, todavía con muchos altibajos, el vacío que dejará el #30 pinta demasiado complejo para llenar…