Este es el beneficio que más valoran los empleados en 2025

Compartir:

Cuando se piensa en la razón por la cual una persona trabaja, la respuesta inmediata suele ser «por un sueldo estable». Sin embargo, cada vez más empleados y, especialmente, nuevos talentos, consideran que el salario económico no lo es todo. Existe una dimensión menos tangible, pero igual de importante: el salario emocional. Se trata de todos aquellos beneficios no económicos que una persona recibe de su entorno laboral y que influyen directamente en su satisfacción, compromiso y bienestar.

Este concepto comenzó a estudiarse de forma más sistemática hace aproximadamente una década, especialmente en los países hispanohablantes, y está ganando cada vez más peso en los debates sobre el futuro del trabajo.

¿Qué es exactamente el salario emocional?

A diferencia del salario tradicional, que se mide en cifras, el salario emocional se compone de todos aquellos aspectos intangibles que suman a la experiencia laboral. Desde la autonomía para tomar decisiones, hasta el reconocimiento, la posibilidad de crecer profesional y personalmente, la flexibilidad horaria o el sentido de propósito.

Según la especialista en Recursos Humanos Marisa Elizundia, quien creó el Barómetro de Salario Emocional (ESB, por sus siglas en inglés), se trata de una herramienta que mide «los beneficios puramente emocionales que los individuos obtienen del trabajo». El objetivo es generar un nuevo paradigma laboral que deje de mirar el empleo únicamente desde lo económico.

Elizundia plantea una reflexión clave. «Invertimos un tercio de nuestras vidas trabajando. No podemos pensar en ello solo como una transacción monetaria. ¿Qué queda si quitás el dinero de la ecuación?».

¿Por qué los nuevos talentos valoran tanto el salario emocional?

Las nuevas generaciones de trabajadores —especialmente los millennials y centennials— están modificando las reglas del juego. Para ellos, ya no alcanza con un sueldo competitivo, quieren un empleo que los inspire, que respete su tiempo, que les permita crecer y que les ofrezca bienestar.

Empresas que no comprenden esta transformación cultural corren el riesgo de perder a sus empleados más valiosos. Y no se trata solamente de poner una mesa de ping pong en la oficina o dar días libres, se trata de construir un entorno donde las personas puedan sentirse escuchadas, útiles y motivadas.

«Un salario emocional alto nunca puede compensar un salario económico bajo», aclara Elizundia, «pero sin él, ningún sueldo es suficiente para retener a una persona talentosa».

Cuáles son los 10 factores clave del salario emocional

A partir de una investigación en más de 20 países y distintos tipos de trabajo, Marisa Elizundia identificó 10 factores esenciales que constituyen el salario emocional de una persona. Cada uno de ellos puede influir en distintos niveles sobre la decisión de permanecer o dejar un empleo:

  1. Autonomía: la libertad de gestionar proyectos propios y tomar decisiones sin micromanagement;
  2. Pertenencia: sentirse valorado, parte de un grupo, de una cultura organizacional que contiene;
  3. Creatividad: la posibilidad de aportar ideas propias, incluso en trabajos técnicos o estructurados;
  4. Dirección: la proyección profesional a futuro, saber que hay oportunidades de crecimiento;
  5. Disfrute: la capacidad de pasar momentos agradables en el trabajo, sin que se vuelva una carga constante;
  6. Maestría: el orgullo por un trabajo bien hecho, la mejora continua de habilidades;
  7. Inspiración: ese «clic» que genera motivación, nuevas ideas, visión;
  8. Crecimiento personal: el desarrollo de habilidades emocionales, humanas, éticas;
  9. Crecimiento profesional: capacitación, formación, aprendizaje constante;
  10. Sentimiento de propósito: saber que el trabajo tiene un impacto real, que tiene sentido para uno y para el entorno.

Cada persona pondera estos factores de forma distinta, y su importancia puede cambiar con el tiempo, dependiendo de la etapa profesional o vital en la que se encuentre.

¿Cómo miden las empresas el salario emocional?

Algunas compañías ya incorporan este concepto en sus políticas de gestión del talento. En lugar de enfocarse únicamente en bonos o ascensos, incluyen acciones como horarios flexibles, trabajo remoto, días de descanso extra, espacios de descanso, guarderías, beneficios sociales, voluntariados corporativos y más.

También son parte del salario emocional la capacitación interna, los planes de carrera claros, el liderazgo horizontal y el reconocimiento frecuente. Incluso pequeños gestos —como celebrar cumpleaños o logros personales— pueden tener un alto impacto en la percepción del ambiente laboral.

Eso sí. No se trata de marketing interno ni de pintar de colores una cultura tóxica. El salario emocional real se construye desde una gestión auténtica del bienestar y con líderes capaces de empatizar, escuchar y acompañar.

¿Y si no estoy conforme con mi salario emocional?

Elizundia propone dos ejercicios simples pero efectivos. El primero, identificar cuáles de los 10 factores emocionales son más relevantes para vos. El segundo, evaluar si tu empresa los ofrece o si hay una brecha entre tus necesidades y lo que el entorno laboral proporciona.

Si detectás que lo que más valorás no está presente en tu trabajo actual, podés tomar acciones como conversarlo con tu jefe, buscar oportunidades dentro de la misma empresa o incluso considerar un cambio de rumbo.

El objetivo es dejar de pensar que solo el sueldo define la satisfacción laboral y asumir un rol más activo en el diseño de nuestra carrera. «Vos sos agente de tu propio salario emocional», enfatiza Elizundia.

También puede interesarte

Ayude y la filosofía que quiere en este San Lorenzo: «El correr y meter no lo podemos negociar»

08/07/2025 14:07hs.Luego de lo que fue un sobrio partido en su debut como entrenador de San Lorenzo, donde...

Polémica en Tucumán por un supuesto audio de una profesora que adoctrina chicos en el aula

La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, -a través de la secretaría de Educación que conduce Carlos Torrandel-...