El momento de Gonzalo Castillo
Santo Domingo, R.D. | En medio de una campaña repleta de discursos vacíos, promesas recicladas y candidatos que parecen competir más por “likes” que por liderazgo, un simple post de Gonzalo Castillo —sin estridencias, sin frases rebuscadas— logró sacudir las redes sociales con más fuerza que las estrategias digitales de los precandidatos del PRM y del propio candidato oficial del PLD, Francisco Javier García.
El regreso silencioso que retumbó en la política
La publicación reciente de Gonzalo Castillo, exministro de Obras Públicas y excandidato presidencial, reactivó de inmediato el debate político, generando comentarios, análisis, especulaciones… y, sobre todo, conexión con un segmento del electorado que parece cansado de tanto “bla bla bla” sin acción.
Lo sorprendente no fue el contenido —porque ni siquiera hubo grandes revelaciones— sino la reacción colectiva: miles de interacciones, menciones y algo que ni el oficialismo ni la oposición han logrado de forma sostenida: credibilidad emocional.
Gonzalo, el gerente que prefiere hacer y no hablar
Hay políticos que construyen su carrera a base de oratoria, y otros, como Gonzalo Castillo, a base de gestión. Durante su paso por el Ministerio de Obras Públicas, demostró que el pragmatismo puede ser más valioso que la retórica. Supervisaba personalmente obras, lideraba operativos y respondía con eficiencia ante emergencias.
En plena pandemia, mientras otros debatían protocolos, Gonzalo voló aviones, montó hospitales móviles y actuó con rapidez. Fue criticado, sí. Pero también fue útil. Y en política, la utilidad suele pesar más que la palabrería.
Grandes líderes sin grandes discursos
A lo largo de la historia, algunos de los líderes más influyentes no han sido grandes oradores, sino figuras de acción y resultados concretos:
Joaquín Balaguer, en sus últimos años, hablaba poco… pero su sola presencia definía el rumbo nacional.
Nayib Bukele, aunque comunica, basa su liderazgo en hechos contundentes más que en debates filosóficos.
Donald Trump, sin ser elocuente en el sentido clásico, se convirtió en un fenómeno político global por su conexión directa con las masas.
Y a nivel internacional:
Dwight D. Eisenhower (EE. UU.), poco carismático al hablar, fue un estratega militar clave en la Segunda Guerra Mundial y un presidente eficaz. Gobernó con firmeza, impulsó el sistema de autopistas interestatales y contuvo la Guerra Fría con estabilidad.
Ángela Merkel (Alemania), nunca fue una gran oradora ni buscó protagonismo. Sin embargo, lideró Alemania durante 16 años con solidez y visión de Estado, siendo considerada por años la mujer más poderosa del mundo.
Hu Jintao (China), un líder silencioso y sin discursos memorables, fue determinante en el crecimiento económico moderno de China. Su estilo tecnocrático priorizaba resultados sobre retórica populista.
Gonzalo Castillo se inscribe en esa línea: no es poeta ni filósofo… es operador político con mentalidad empresarial.
Francisco Javier y los retos de representar al PLD
Mientras Francisco Javier García intenta proyectar una candidatura que aún no despierta pasión fuera del aparato partidario, Gonzalo conecta con un pueblo que valora al “hombre que resuelve”. Esa brecha es un síntoma de un problema estructural: el PLD no ha sabido reinventar su narrativa tras su salida del poder.
Y en ese vacío, cualquier figura que muestre capacidad, empatía y resultados —aunque sea con un solo post— termina destacándose. Gonzalo no ha dicho que quiere volver. Pero si lo quisiera, no tendría que hablar mucho más.
El freno a los candidatos del PRM y el vacío que aprovecha Gonzalo
Tras la advertencia directa del presidente Luis Abinader a los funcionarios del PRM, ordenando que quienes aspiren a cargos electivos deben abandonar sus funciones en el gobierno, ha quedado al descubierto un hecho preocupante: la gran mayoría de los precandidatos oficialistas no pueden sostener una campaña sin el “cheque y el lapicero” del Estado.
Según el propio mandatario, “nadie puede estar en el gobierno haciendo campaña”; y al quedar desprovistos de recursos públicos, apenas dos o tres precandidatos han logrado mantener presencia política real sin estructura gubernamental.
Este fenómeno ha reducido el dinamismo del PRM en la calle y ha resaltado aún más la ausencia de figuras con arrastre propio. Mientras tanto, un solo post de Gonzalo Castillo ha generado más conversación orgánica y mayor conexión con el votante que todos esos intentos dispersos.
Y eso dice mucho.
La prueba numérica: Gonzalo superó a Abel, incluso traicionado
En las elecciones generales del 5 de julio de 2020, y a pesar del profundo desgaste del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) tras 20 años en el poder, Gonzalo Castillo logró 1,537,078 votos, equivalentes al 37.46 %, según los datos oficiales de la Junta Central Electoral. Lo más significativo es que esa votación la obtuvo en medio de la traición de sectores del propio Comité Político del PLD, quienes no respaldaron con firmeza su candidatura ni garantizaron cohesión partidaria en un momento crítico.
Aún así, Gonzalo se posicionó como el segundo candidato más votado, logrando una cifra que, cuatro años después, ni el PLD completo con Abel Martínez pudo alcanzar, a pesar de estar en la oposición y sin el desgaste directo del poder.
En las elecciones presidenciales del 19 de mayo de 2024, el candidato oficial del PLD, Abel Martínez, apenas logró 453,468 votos (20.50 %), cayendo incluso por debajo de la Fuerza del Pueblo y quedando muy lejos del oficialismo.
Resultados 2020:
Luis Abinader (PRM): 2,154,866 votos (52.52 %)
Gonzalo Castillo (PLD): 1,537,078 votos (37.46 %)
Resultados 2024:
Luis Abinader (reelecto, PRM): 2,507,297 votos (54.14 %)
Leonel Fernández (Fuerza del Pueblo): 1,259,427 votos (21.19 %)
Abel Martínez (PLD): 453,468 votos (20.50 %)
Estos números demuestran que Gonzalo Castillo, sin ser orador ni político tradicional, movilizó más votantes que muchos otros candidatos con trayectoria, discurso y estructura, incluso enfrentando sabotaje interno.
Una opinión libre y sin compromisos partidarios
Este análisis no responde a simpatías personales ni a compromisos con proyecto político alguno. Aunque en el pasado participé en espacios políticos, no milito actualmente en ningún partido. Al contrario: he sido crítico constante del PRM, del PLD, de Fuerza del Pueblo y del sistema de partidos en su conjunto, por su falta de coherencia, su oportunismo electoral y su distancia con las verdaderas prioridades nacionales.
La figura de Gonzalo Castillo se destaca, no por ideología, sino por contraste: mientras muchos hablan sin hacer, él hizo sin hablar. Y eso, en tiempos de saturación mediática y discursos huecos, lo convierte en una figura política que vale la pena observar con objetividad y sin fanatismos.
«Este artículo lo escribo yo, Ariel Lara, como periodista, comunicador y analista independiente. No representa interés de ningún partido político ni ha sido encargado por figura alguna», expresó el comunicador.