Estados Unidos: Por qué necesitamos un partido revolucionario y cómo construirlo. Un llamado al reagrupamiento revolucionario

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El sábado 5 de julio, en la conferencia Socialismo 2025 en Chicago desde Socialist Horizon, Firebrand, la Liga Socialista Internacional y Socialist Alternative (Australia) organizamos la reunión «Reconstruir una Organización Socialista Revolucionaria».

El objetivo de la reunión es plantear la necesidad de construir un partido revolucionario. Nos referimos a un modelo de organización socialista que se esfuerce por unir y agrupar a los socialistas revolucionarios, que desarrolle y forme nuevas generaciones de militantes con conciencia de clase para que participen, coordinen y dirijan los conflictos de la lucha de clases de hoy y de mañana, y finalmente apoyen el proceso de unir a la vanguardia–o los sectores de las direcciones, más militantes y organizados, y más conscientes de la clase trabajadora en un partido socialista revolucionario de masas que finalmente pueda dirigir a la clase trabajadora en la lucha por el poder contra el Estado capitalista y la clase dominante.

Este es el proyecto de reagrupamiento revolucionario que Socialist Horizon, Firebrand y otros discutieron en Estados Unidos los últimos meses.

Al evento asistieron 90 personas, así como a otras actividades durante el fin de semana. Su éxito no solo confirma la urgencia de construir un proyecto de este tipo, sino también demostró que es posible. Hay espacio para hacerlo y miles de personas radicalizadas abiertas y dispuestas a organizarse alrededor de una perspectiva revolucionaria.

Por qué necesitamos un partido revolucionario…

La clase dominante, con Trump a la cabeza, le declaró la guerra a la clase trabajadora y los sectores oprimidos en los Estados Unidos y en todo el mundo. Su proyecto pretende imponer un régimen autoritario e intensificar la explotación y la opresión en el país. Además, plantea reforzar el poderel imperialismo estadounidense en el extranjero.

La rebelión anti-ICE de Los Ángeles y los millones que marcharon por todo el país el 14 de junio en las protestas de «No Kings» muestran que surge una resistencia y que hay un gran potencial para defenderse y derrotar al régimen de Trump. Sin embargo, no seremos capaces de construir movimientos de resistencia de masas si limitamos nuestras expectativas y esfuerzos a simplemente a que el Partido Demócrata gobierne nuevamente. Si bien los demócratas representan una retórica menos vil y sin métodos abiertamente autoritarios, su objetivo es hacer cumplir las prerrogativas del capitalismo y el imperialismo estadounidenses igual que Trump y los republicanos. Esto se evidencia en que los demócratas no se presentan como una oposición tangible a los ataques de Trump, no tienen plantean alternativas reales y, en cambio, se adaptan a los cambios políticos de extrema derecha en la cúpula de la sociedad estadounidense.

Incluso si construimos un partido de trabajadores e independiente a partir de las luchas de masas que inevitablemente sucedan, no lograría un cambio real si no tuviera un programa y una estrategia socialistas revolucionarios para llevar a las masas trabajadoras al poder a través de la lucha de clases.

El proceso mediante el cual construir un partido revolucionario de masas de la clase trabajadora depende del nivel de organización de sus sectores más militantes y de la trayectoria de la lucha de clases. También requiere una lucha política organizada contra el dominio actual de las ideas reformistas liberales que buscan confundir, restringir y, en última instancia, socavar la conciencia de la clase trabajadora y prevenir la lucha de clases organizada. Los socialistas revolucionarios tienen que intervenir con confianza en la batalla política de ideas dentro de la lucha de clases. Los revolucionarios tienen que disputar la dirección y esforzarse por dar dirigir la lucha de clases aplicando, difundiendo y demostrando consistentemente la teoría y la práctica marxistas revolucionarias que aseguren la mayor posibilidad de ganar las luchas actuales.

La debilidad actual de las organizaciones de la clase trabajadora y la marginación de las ideas socialistas revolucionarias dentro de la clase trabajadora ha llevado a algunos sectores de la izquierda socialista a argumentar en contra de la idea de construir una organización explícitamente revolucionaria y de partido socialista. En cambio, hacen énfasis en que deberíamos limitar nuestros esfuerzos a apoyar, fortalecer o reconstruir ‘organizaciones existentes de la clase trabajadora‘ (principalmente sindicatos), y acompañar los esfuerzos para construir ‘infraestructuras de resistencia‘ que puedan ayudar a formar a la clase trabajadora para contraatacar. Plantean que cualquier intento de construir una organización del partido revolucionario antes de que se reconstruyan las organizaciones de masas de la clase trabajadora es contraproducente.

Esa perspectiva presenta varios problemas. Para empezar, deja de lado por completo la política socialista revolucionaria, ya que se basa en el supuesto de que no hay suficiente conciencia de clase y organización de clase para que los trabajadores avancen hacia una conciencia socialista. En cambio, fomenta la adaptación para trabajar en el marco de las ideologías reformistas liberales que ya dominan estas instituciones. Reduce las expectativas de cómo los trabajadores pueden radicalizar sus luchas, romper con las ideas liberales y reformistas, orientarse hacia conclusiones anticapitalistas y unirse a organizaciones más radicalizadas. Además, no ofrece una visión, camino o herramienta para organizarse y derrotar el capitalismo para reemplazarlo por el socialismo, sino que se pospone hasta algún momento desconocido en el futuro.

Desde esta perspectiva tampoco se hace un balance de dónde nos encontramos. Los socialistas revolucionarios están más dispersos y desorganizados que en el pasado. Si bien muchas más personas hoy en día se definen revolucionarias, la cantidad de personas que están formadas en teoría y práctica revolucionarias, y en la política de muchos cuadros existentes, retrocedió. Han surgido inquietudes sobre ingresar al Partido Demócrata, apoyar una forma de imperialismo u otra, e incluso oponerse a la intervención política abierta como revolucionarios en la lucha de clases, preguntas que alguna vez fueron resueltas durante mucho tiempo a través de una experiencia dolorosa.

Si bien los revolucionarios deben desempeñar un papel en la construcción de organizaciones sindicales y de movimientos sociales, su desarrollo depende en gran medida de la dinámica de la lucha de clases, no de la iniciativa y las acciones de los activistas revolucionarios. Como dijo Marx, no elegimos las condiciones de nuestra lucha, pero debemos luchar para crear condiciones que sean más favorables para nosotros.

No podemos simplemente tener la voluntad de que existan sindicatos, organizaciones y partidos obreros fuertes y que aparezcan por arte de magia. Construir una organización revolucionaria capaz de intervenir en el movimiento más amplio y eventualmente luchar para dirigirlo con una estrategia revolucionaria es lo que sí depende exclusivamente de nuestra iniciativa.

Además, si esperamos a que surja un movimiento obrero más fuerte antes de construir una organización de este tipo, tendremos aún menos capacidad para intervenir en su política o perspectivas. Ya estamos viendo el peligro de que los revolucionarios se vuelvan pasivos o esperen al margen. El reformismo socialista y el campismo neoestalinista están llenando el vacío que se desarrolla en los espacios cada vez más amplios de la izquierda en la actualidad.

Las historias de luchas en este país y en todo el mundo están plagadas de fracasos porque los revolucionarios no pudieron contrarrestar eficazmente las ideas reformistas liberales y otras políticas de mala fe que finalmente trabajaron para descarrilar la lucha de clases, reciclar el sistema capitalista o desorganizar y desmoralizar de otra manera los movimientos de la clase trabajadora. El éxito de las luchas y movimientos de masas, y mucho más de las revoluciones, depende de que la política socialista revolucionaria le gane a las ideas que demostraron ser callejones sin salida. Para hacer eso, las ideas revolucionarias deben manifestarse en una fuerza material y expresarse organizativamente. Los revolucionarios necesitan una organización fuerte y de amplio alcance, de cuadros dedicados que trabajen colectivamente y con un programa político claro. Solo una organización que intervenga en la lucha de clases puede pretender tener posibilidad de ganarle a las direcciones reformistas, campistas y otras fuerzas no revolucionarias.

Una organización así no se puede construir de un día para el otro. Tenemos que empezar ahora.

…Y cómo construirlo

No hay atajos, pero tampoco hay tiempo que perder. Necesitamos comenzar a construir una organización revolucionaria hoy. En otras palabras, necesitamos una organización cuya estrategia central, el horizonte de toda su actividad, sea avanzar en la construcción de un partido revolucionario de masas de la clase trabajadora, y una que actúe en solidaridad internacional con los socialistas de todo el mundo que luchan por los mismos objetivos.

El proceso de construcción de un partido revolucionario lógicamente tiene varias etapas de desarrollo y no es lineal. Pero el desarrollo de una organización distinta y de militantes revolucionarios es esencial. Esta organización debe basarse en principios firmes de estrategia revolucionaria, independencia de clase e internacionalismo. Debe estructurarse con cuadros políticos dedicados y de pensamiento independiente, un método interno de discusión democrática e intervención unitaria, y una dirección colectiva, principista y responsable. Debe tener la flexibilidad táctica para construir movimientos políticos y sociales de la clase trabajadora y los oprimidos sin sectarismo, y la firmeza estratégica y política para impulsar la lucha de clases en todos lados.

Nuestro punto de partida es pequeño; la tarea en cuestión es inmensa. Para nuestras organizaciones existentes, la prioridad inmediata es formar cuadros revolucionarios dedicados con sólidos conocimientos teóricos y experiencia práctica en la lucha. Hay muchos revolucionarios, organizados y no organizados, y muchos más trabajadores y estudiantes radicalizados en los Estados Unidos de hoy que podrían unirse a tal proyecto.

Por eso proponemos un proceso de reagrupamiento revolucionario como una forma de avanzar en esta etapa para sentar las bases de la organización revolucionaria que necesitamos. No significa unirse por unirse. Lo que queremos decir con reagrupamiento revolucionario es hacer un esfuerzo serio para reunir a organizaciones e individuos que estén de acuerdo en que debemos comenzar a construir un partido revolucionario en los EE.UU. e internacionalmente hoy, y acordar hacerlo en torno a un conjunto básico de puntos políticos principistas y de unidad.

La base política de este proyecto de reagrupamiento revolucionario es una discusión en curso abierta a la contribución de todos los participantes, pero podemos esbozar los elementos centrales de esta discusión en los siguientes puntos:

Revolución obrera. Como dijo Marx , «La emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos». Solo la movilización revolucionaria de las masas trabajadoras puede derrotar al capitalismo y comenzar a construir los cimientos de una sociedad socialista, una en la que los trabajadores ejerzan su control democrático de los medios de producción y determinen todos los objetivos y políticas económicas y sociales. Nos esforzamos por avanzar en todas las luchas hacia la revolución socialista y un gobierno obrero.

Partido revolucionario. Las revoluciones de masas derrocan gobernantes y regímenes, pero no pueden construir algo mejor en su lugar sin un liderazgo revolucionario. Tal dirección no surge espontáneamente ni puede construirse al calor de la agitación revolucionaria. Nuestra tarea estratégica permanente clave es construir una organización dedicada a construir un partido revolucionario, limitado a miembros activos sobre la base de un programa político claro y una estructura de debate democrático y acción unida. Construir una organización revolucionaria internacional es un aspecto necesario para construir un partido revolucionario en los EE. UU.

Oposición a los partidos capitalistas de la clase dominante. Aquí en los Estados Unidos rechazamos tanto a los partidos demócrata como republicano, ya que sirven a los intereses de la clase dominante y las élites. También nos oponemos a los llamados candidatos burgueses independientes. Siempre nos organizamos independientemente de ambas partes. No creemos que el socialismo se pueda lograr a través de elecciones o las instituciones del estado capitalista. Sin embargo, estamos a favor de que los socialistas revolucionarios se postulen para cargos públicos y utilicen escaños parlamentarios como plataforma para avanzar en la lucha de clases y expandir el alcance de las ideas socialistas.

Internacionalismo contra imperialismo, colonialismo, campismo. Nos oponemos al colonialismo y al imperialismo en todas sus formas. Creemos que Israel es un Estado colonial, de colonos sionistas y que la liberación de Palestina es el proyecto anticolonial por excelencia. Rechazamos el campismo en todas sus formas. Ningún imperialismo es progresista, por lo que nos oponemos y mantenemos una independencia total del imperialismo estadounidense y europeo, así como del imperialismo chino, ruso y de todos los demás. Luchamos por la solidaridad internacional de la clase trabajadora contra las clases capitalistas dominantes internacionales.

Priorizar la lucha contra todas las formas de opresión. La lucha contra la opresión es fundamental en la lucha contra el capitalismo. No podemos disminuir o eliminar el racismo, la represión de los inmigrantes, el sexismo, la transfobia, la homofobia y el capacitismo sin atacar al capitalismo. Creemos que los oprimidos y la clase trabajadora deben dirigir esas luchas para construir una nueva organización revolucionaria. Debemos oponernos al ICE, al sistema carcelario y a la violencia estatal contra todos los pueblos oprimidos. La supremacía blanca, el nacionalismo blanco y la xenofobia son barreras tóxicas para la solidaridad internacional de la clase trabajadora. Exigimos plena autonomía corporal, incluido el aborto gratuito y atención médica gratuita de afirmación el género para todos. Le creemos a las mujeres y las personas queer, y luchamos contra todas las formas de agresión sexual y acoso perpetuadas por individuos o el Estado. La liberación de los oprimidos y la liberación de la clase trabajadora son dos lados de la misma moneda.

Contra el Estalinismo y el reformismo. El capitalismo es un sistema internacional de dominación de clase. Apoyamos y luchamos por reformas que promuevan la liberación de los oprimidos y la clase trabajadora, pero creemos que el capitalismo solo puede abolirse mediante la revolución. Las revoluciones que no avancen hacia un gobierno democrático de la clase trabajadora, la expropiación de los capitalistas y la destrucción del sistema capitalista inevitablemente retrocederán, fracasarán o serán derrotadas. El socialismo no es posible en un solo país. Incluso una revolución socialista victoriosa en un país inevitablemente se estancará y enfrentará una contrarrevolución o derrota inevitables si no logra expandir la revolución internacionalmente hasta derrotar a la clase capitalista a escala global.

Antifascismo. Creemos que el fascismo es el intento de resolver las crisis en el capitalismo mediante el uso de un movimiento pequeño burgués destinado a destruir las organizaciones de la clase trabajadora y atomizarla. Utiliza la violencia estatal, los ataques a los trabajadores y oprimidos, la eliminación de todas las prácticas democráticas y la creación de enemigos internos que deben ser eliminados. Debido a que el fascismo surge del sistema capitalista, la lucha contra el fascismo siempre debe ser anticapitalista. Creemos que la mejor manera de combatir el fascismo es construyendo un Frente Unido.

Detener el Ecocidio Capitalista. Sabemos que el capitalismo ve el mundo y su gente como materia prima con fines de lucro. Construir una sociedad socialista es la única alternativa. Necesitamos un mundo donde las personas, la naturaleza y toda la vida humana se valore por encima de la creación de riqueza.

Además de nuestra reunión, la conferencia Socialismo 2025 organizó otro evento positivo. Una reunión organizada por Tempest, Workers Voice, Socialist Horizon, Solidarity y Socialist Humanists tuvo como objetivo lanzar un frente unido de izquierda para la defensa mutua y la acción conjunta. Este es un desarrollo positivo que podría fortalecer a la izquierda en general y las luchas que enfrentaremos en los próximos meses y años. Apoyamos este frente unido y participaremos en su desarrollo.

El reagrupamiento revolucionario que proponemos es algo distinto pero no contrapuesto a este esfuerzo del que también formamos parte. Es necesaria una acción unitaria con la izquierda en general para luchar con mayor fuerza. Al mismo tiempo, nuestro reagrupamiento revolucionario tiene como objetivo unificar a quienes están de acuerdo en la tarea más estratégica de construir una organización revolucionaria de partido con miembros y cuadros dedicados mientras intervenimos en la lucha de clases, siempre que sea posible en unidad con fuerzas más amplias.

Buscamos trabajar con todas las organizaciones socialistas revolucionarias e individuos que compartan nuestro compromiso con el reagrupamiento y la construcción de una nueva organización socialista revolucionaria.

Con ese fin, estamos llevando a cabo una Conferencia Pública de Socialismo Revolucionario de dos días del 6 al 7 de septiembre organizada en torno la cuestión de construcción de partido revolucionario («Hacia un Partido Revolucionario»). La conferencia contará con oradores de organizaciones revolucionarias de todo el mundo .

Presentaremos una serie de ideas sobre cómo construir una organización socialista revolucionaria en los EE. UU.

Por Puntorojo Colectivo Editorial

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