Analía Cabral: Ningún diputado de los partidos patronales, ni el intendente, ni el gobernador llevarían a sus hijos a un comedor de la escuela pública

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Analía es docente, y cuando habla de lo que la llevó a ser maestra de grado no deja de sonreír, pero cuando recuerda cómo prendieron fuego los libros de los niños y niñas de la recuperación de tierras de Guernica acepta que siente mucha bronca. Cambiar la realidad de las niñeces es lo que la motiva para organizarse y luchar todos los días, y así espera hacerlo también como concejal si el FITU consigue ganar una banca en Esteban Echeverría, ya que encabeza la lista de trabajadores y luchadores que enorgullece a sus compañeros y quienes trabajan con ella.

-¿Por qué elegiste ser docente?

Al principio estudié el profesorado de Biología en Capital, pero como se cursaba en un solo horario y tuve que empezar a trabajar, lo dejé. Me quedó la espina de seguir probando, así que decidí intentar con el nivel primario. Desde el primer año, con las observaciones en el aula, sentí una conexión muy linda con los chicos. Esa experiencia me entusiasmó y decidí seguir.

Con el tiempo confirmé que era lo que realmente me gustaba. Hoy me siento feliz con esa decisión. Al principio no lo elegí desde una mirada idealista, sino buscando algo que me hiciera sentir bien. Y lo encontré. Me da mucha alegría ver el proceso de aprendizaje, cuando un chico empieza a leer, a escribir, a descubrir cosas. En grupos más pequeños, esa relación se vuelve más cercana, y ves cómo conectan con su nombre, los días, los meses, las letras. Es una sensación hermosa.

Actualmente soy maestra de apoyo en sexto grado, y aunque el vínculo es distinto, sigue siendo muy afectivo. Me divierto mucho con ellos, y aunque marco límites, también genero confianza. Me cuentan cosas, me preguntan, y en sus despedidas siempre me destacan como la seño más simpática o divertida. Eso me da mucha satisfacción. Cuando me enojo, saben que lo digo en serio, pero también me escuchan y me respetan. Así que sí, es una de las cosas más lindas. No me arrepiento de lo que hago, ni de lo que me corresponde hacer. Y todo lo que surge por fuera -los vínculos, las charlas- me gusta muchísimo.

-Cuando empezamos la entrevista y no estaba grabando, lo primero que hiciste fue hablarme de los chicos y la escuela, pero en este momento estás de licencia haciendo campaña porque sos candidata a concejal del FITU en Esteban Echeverría, ¿estabas pensando en tus alumnos?

Estoy tratando de hacer memoria, pensando en cada chico y sus particularidades. Hoy la educación está en debate, pero el problema es más profundo. En las recorridas que hicimos con compañeros docentes y candidatos, vimos que en todas las escuelas se repiten las mismas dificultades. Si no se implementa un diseño curricular que contemple la diversidad del aula, es muy difícil enseñar de forma efectiva.

Una maestra me decía que no está en contra de la inclusión de chicos con TDA, autismo y otras condiciones, pero sí ve una gran falencia en cómo se aborda. Hay chicos que, con acompañamiento, pueden desarrollarse muy bien, pero en nuestra formación no hay una materia específica para eso. Cada chico aprende distinto, y aunque queremos adaptarnos, muchas veces no nos da el tiempo. Yo tengo 33 chicos en el aula, dos con acompañante terapéutico y otros dos que lo necesitan pero están esperando el trámite. Uno lo necesita desde primer grado, pero por las trabas de la obra social y el ataque al colectivo de discapacidad, se atrasó muchísimo.

En la escuela, avanzar con esos chicos requiere tener en cuenta sus tiempos y formas de aprender. De hecho, cada chico en un aula tiene sus particularidades y deberíamos poder atenderlas. Lo bueno es que con las compañeras compartimos estrategias. Por ejemplo, Marce, una acompañante, armó tablitas de colores para ayudar a un nene con el valor posicional de los números, y funcionó. Entonces lo probamos con otros chicos. Ese ida y vuelta colectivo es muy valioso.

Pero a veces no alcanza. Cada docente da lo mejor de sí, pero faltan políticas educativas que mejoren las condiciones: escuelas equipadas, aulas adecuadas. Yo tengo 33 chicos en un aula digna, pero fui a otra con 38 en un espacio mucho más chico. No se podía ni caminar. ¿Cómo corregís así?

Cuando los gobiernos hacen números y dicen “los chicos no aprenden”, la responsabilidad cae sobre nosotros, pero no se habla de las falencias estructurales. Hay chicos que no tienen útiles, que faltan seguido porque se mudaron lejos y no hay quién los lleve. El equipo de orientación me contaba que nunca hubo tanta rotación. Muchos llegan porque no pueden pagar el alquiler y se van a vivir con familiares. Y eso les cuesta muchísimo. Cuando citás a las familias, te dicen que no pueden venir porque trabajan, o que los chicos los cuida la abuela. En muchos casos son madres que sostienen solas el hogar.

-Vos estuviste en la escuelita que docentes de zona sur y CABA construyeron en la recuperación de tierras de Guernica ¿cómo fue esa experiencia?

El sábado pasado al mediodía fuimos a Guernica, porque los compañeros de allá organizaron una actividad en la que estuvieron Myriam y Nico [Bregman y Del Caño, NdR], que fueron a saludar. Nos encontramos con mamás y chicos que pudieron acercarse, aunque muchas familias tuvieron que mudarse muy lejos. Son familias que siguen peleando por una casa que les prometieron. Kicillof, después de haberles quemado todo, nunca cumplió. Pero ellos siguen con mucha fuerza, con ganas de seguir luchando, y eso te da mucha moral también.

Es gente con la que compartimos mucho tiempo, y con la que se genera un afecto muy fuerte. Porque están peleando por algo justo, algo que les pertenece. ¿Por qué una familia no puede acceder a una vivienda? ¿Por qué los pibes no pueden tener una casa donde estar, jugar? A mí eso me da mucha bronca. Lo hablábamos con Paulita, una compañera, y esa bronca sigue ahí. Porque los recuerdos que te quedan son, por un lado, las familias resistiendo la represión y el desalojo, y por otro, un gobierno que no tuvo problema en quemar casas, libros, juguetes, zapatillas de los chicos.

Y después salen a decir que la educación es importante. Sí, claro, pero solo cuando sirve para decir que los docentes son vagos, que no quieren trabajar, o que tienen de rehén a los pibes. Pero cuando los chicos no llegan a la escuela porque viven en barrios que se inundan, porque les cortan la luz tres veces por semana, o porque no tienen zapatillas para ir… ahí no hay problema, ahí no dicen nada. Solo aparece el discurso cuando el docente reclama por las condiciones en las que trabaja, o por la comida que mandan a las escuelas.

Hoy esas mujeres están orgullosas de seguir organizadas, peleando. Y bancan a la izquierda, porque somos los únicos que, en medio de la represión, desde las bancas denunciaron el desalojo del servicio de la empresa Bellaco y la especulación inmobiliaria.

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-¿Qué propuestas tiene el FITU para las políticas educativas?

Sería fundamental destinar presupuesto educativo para solucionar los problemas de infraestructura, mejorar las condiciones, construir escuelas y jardines que son súper necesarios. También permitiría generar nuevos puestos de trabajo. Si en lugar de tener aulas con 30 o 40 chicos, tuviéramos aulas de 20, no solo mejorarían las condiciones de enseñanza, sino que se necesitarían más docentes. Todo está conectado.

Otra cuestión que me parece clave -y que venimos sosteniendo desde la escuela- es el abordaje de la Educación Sexual Integral en todos los niveles. No solo porque es un derecho de los chicos, sino porque está más que comprobado que la ESI ha permitido detectar abusos y abordar situaciones fundamentales. Pero si queremos que esa educación sexual sea realmente efectiva, tiene que ser científica y laica.

Hoy hay una resistencia muy fuerte por parte de los docentes para sostener la ESI frente a las políticas de este gobierno, que promueve una batalla cultural con tintes homofóbicos y misóginos. Por eso es tan importante seguir defendiéndola.

También nos parece erróneo lo que planteó el gobernador Kicillof al enviar cuadernillos conmemorando al Papa Francisco. Está bien, puede ser una figura representativa para algunos, pero eso no tiene por qué estar en la escuela. La escuela es estatal y debe ser laica.

Además, si lo pensás más profundamente, eso habilita a que las escuelas católicas puedan enseñar lo que quieran. El artículo 5 de la ley plantea que cada institución puede implementar la educación sexual según sus creencias, lo que permite que la religión la tome desde su perspectiva y no desde lo que realmente debería ser. Algunas instituciones lo hacen, otras directamente no la implementan. Tal vez las más católicas sí lo hacen, pero no siempre desde un enfoque científico y laico.

Otro punto importante es nuestra obra social: están vaciando IOMA y para cada prestación hay cada vez más copagos, y son bastante altos. Los lugares que no requieren copagos están colmados, no se consiguen turnos. Para pagar kinesiología tenés que trabajar una jornada.

-¿Qué le dirías a una familia trabajadora para que sepa la importancia de votar trabajadores que se organizan, como los que están en las listas del FITU?

Yo diría dos cosas. Primero, que el Frente de Izquierda es la única fuerza política que realmente es consecuente con lo que plantea. No son solo palabras: en los hechos lo llevamos adelante. En las recorridas que hicimos con Myriam y con Nico, la gente en las calles nos reconoce como quienes estamos ahí, defendiendo a los trabajadores, a los jubilados. Nicolás del Caño, por ejemplo, fue parte de la comisión que impulsó la Ley de Emergencia en Discapacidad en el Congreso. Todas esas peleas que mencionamos, las hacemos carne. Y ese reconocimiento en la calle se nota.

Por otro lado, el Frente de Izquierda es una garantía para defender los derechos. Es casi una defensa propia para cada laburante. Hace unas semanas, antes del escándalo de Milei con el recorte a medicamentos para personas con discapacidad, vimos cómo en el Congreso, con solo dos diputados más de izquierda, el veto a los jubilados se habría caído. Y ahí te das cuenta de lo importante que es cada banca.

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Nuestro sindicato Suteba -cuyos dirigentes hacen campaña fiel a Kicillof- mandaron una placa a los distritos diciendo que Milei viene por todo: por la reforma laboral, por la UAH, por las jubilaciones docentes. Y que para frenarlo hay que “votar bien”. Yo me reía porque eso ya lo habíamos dicho nosotros. Pero claro, “votar bien” ya se convirtió en una frase vacía. La gente vota con esperanza, porque no quiere seguir pasándola mal. Quiere llegar a fin de mes, ahorrar, irse de vacaciones, comprarse algo. Vota creyendo que está haciendo lo correcto. Pero después, cuando ves el panorama, te encontrás con que de los 110 diputados que entraron por Unión por la Patria ya quedaron 98 porque muchos se dieron vuelta, o más bien siguen instrucciones de los gobernadores, que son el peronismo “realmente existente” en la mayor parte del país. Ningún diputado de los partidos patronales, ni el intendente, ni el gobernador llevarían a sus hijos a un comedor de la escuela pública, pero piden el voto. Por eso votar al Frente de Izquierda es otra cosa.

Además, nosotros sumamos el desafío de organizarnos en cada lugar de trabajo, en las escuelas. Invitamos a los compañeros y compañeras a no quedarse en casa mascando bronca, creyendo que “son todos iguales”, porque eso es lo que quieren que pensemos. Hay una política constante para desmovilizar. Pero si fomentamos ese enojo que se siente desde abajo -como pasó el otro día en Lomas, donde sacaron a Milei corriendo- podemos transformar esa bronca en organización.

Queremos decirles a esos trabajadores que no se queden solos, que se organicen, aunque sus conducciones sindicales estén haciendo la plancha o solo simulen que hacen algo. Los invitamos a organizarse con nosotros y a votar al Frente de Izquierda Unidad, porque cada banca que ocupamos -en el Congreso o en un Concejo Deliberante- es un puesto de lucha en defensa de los derechos y las necesidades de nuestra clase. Porque nosotros somos parte de esa clase. Sabemos lo que es vivir con todo aumentando menos los salarios. Milei los tiene planchados, los pisa para bajar la inflación, mientras los servicios siguen subiendo. Y nosotros lo vivimos todos los días.

Por eso hay que compartir esta idea: que se puede hacer algo más con las bancas de izquierda. Con Nicolás del Caño, con Myriam Bregman, Alejandro Vilca, Christian Castillo, Romina Del Pla, Mónica Schlotthauer y otros, como ya lo vienen haciendo.

La entrevista se realizó el día 30/08/2025.

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