Esta mañana comenzó el operativo de limpieza del predio ubicado en la intersección de la calle Alvear y el río, sobre la costa de Martínez. El terreno se encontraba cercado y repleto de escombros desde hace más de un año. Eran los restos de dos restaurantes clásicos de la zona –Fedras y la antigua sede de Malloys–, que fueron demolidos a fines de 2023 para la construcción de un barrio privado de condominios, proyecto que había sido aprobado por decreto por el gobierno anterior y que, pocos meses después, fue dado de baja por la actual gestión, tras las protestas encabezadas por los vecinos de la zona, y a raíz de varios incumplimientos a las condiciones a las que se encontraba sujeta la autorización final de la obra.
“Los restos de escombros y basura de las demoliciones realizadas en el lugar convirtieron la zona en un espacio peligroso. Lo estamos limpiando para poner en valor la zona, terminar con el estado de abandono, permitir un acceso público al río y prevenir la proliferación de plagas o enfermedades como el dengue”, informaron hoy las fuentes municipales. Afirmaron también que el operativo durará varios días y que es “un paso más dentro del trabajo que se viene realizando para integrar la costa y mejorar su acceso público”.
El proyecto inmobiliario que fue frenado, llamado Costa Townhouses Al Río, fue dado de baja en octubre de 2024. Incluía la construcción de ocho viviendas con vista al río, elaboradas en tres pisos. La construcción del proyecto había sido aprobada el 10 de noviembre del 2022 a través del decreto número 1974. “El proyecto generaba una barrera urbana, inconsistente con la mirada que tiene la administración actual para la costa de San Isidro”, afirmaron voceros de la gestión de Ramón Lanús, gobierno que en septiembre del año pasado firmó un decreto que dejó sin efecto al anterior, a causa de “varios incumplimientos a las condiciones esenciales a las que se había sujeto la autorización”.
Es que para obtener la aprobación definitiva, los desarrolladores de los condominios debían, entre otras cuestiones, mostrar la factibilidad de las empresas, prestando servicios de agua potable, luz y electricidad. Esto implicaba ejecutar obras, por ejemplo, para cloacas, sobre todo por tratarse de una locación tan cercana al río. Pero según la nueva resolución, estas no se encontraban “contempladas dentro de los planes de obra de AySA”. A estos factores se sumaron la fuerza con que los vecinos sanisidrenses se organizaron para oponerse al proyecto, el cual consideraban que impedía el libre acceso al río y a la costa.
El incumplimiento de los requisitos, así como de los plazos legales, jugaron a favor de la actual gestión municipal, que tuvo que intimar a la compañía en tres ocasiones por no presentar los papeles correspondientes. Las omisiones permitieron que la obra se cancele sin que esto represente un perjuicio económico para el municipio por parte del dueño de la tierra, quien podría haber hecho un reclamo, ya que la nueva decisión se ampara en la ley y el código urbanístico.
Tras varios meses desde la paralización de la construcción de este barrio privado, el Municipio notificó recientemente a los propietarios del terreno sobre la obligación de la limpieza del predio y la remoción de materiales de demolición. “Finalmente intervino el Tribunal de Faltas que dispuso el ingreso al predio para poder realizar las tareas de limpieza, higienización, desratización y puesta en condiciones del lugar”, informaron desde el municipio.
“La construcción [del barrio privado] no era consistente con la mirada que nosotros tenemos para la costa de San Isidro, especialmente porque los edificios iban a generar una barrera en ese espacio. Nosotros queremos tener una costa accesible y caminable, es decir, mantener la zona ribereña pública y asegurar el acceso de los vecinos. Ese proyecto hubiera puesto un paredón y hubiera continuado con esa política de obstruir el paso de los vecinos”, dijeron fuentes del distrito a LA NACION.
Sobre el futuro del terreno, las fuentes consultadas afirmaron: “Hoy estamos preparando proyectos, pero no tenemos nada listo todavía. Estamos en contacto con urbanistas para empezar a trabajar desde Alvear y el río hasta el otro extremo de la costa, en 33 Orientales, para hacer una costa para todos”.
Conforme a los criterios de