Desde su asunción en diciembre de 2023, el presidente Javier Milei ha impulsado un giro radical en la política económica argentina. Uno de los ejes centrales de su programa ha sido la búsqueda del equilibrio fiscal y la reducción sostenida del peso de la deuda pública. A diferencia de gobiernos anteriores que apostaron por un incremento del gasto financiado con emisión o endeudamiento, la administración Milei ha planteado un enfoque diametralmente opuesto, apostando por un ajuste del gasto público, una fuerte disciplina fiscal y una consolidación monetaria y financiera.
Las cifras más recientes del Ministerio de Economía reflejan este cambio de rumbo. Se puede observar de manera contundente cómo el proceso de saneamiento fiscal ha tenido un impacto directo en la sostenibilidad de la deuda, tanto en términos de su magnitud como en su composición.
Deuda consolidada: Tesoro y pasivos remunerados del BCRA
En el siguiente gráfico ilustra la evolución de la deuda bruta y la deuda con privados y organismos internacionales (OOII), ambas expresadas como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB). En noviembre de 2023, justo antes de que Milei asumiera la presidencia, la deuda bruta ascendía al 169,5% del PIB, mientras que la deuda con privados y OOII se ubicaba en 56,5%.
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En apenas cuatro meses de gestión, estas cifras descendieron notablemente: para marzo de 2025, la deuda bruta se redujo al 76,3% del PIB y la deuda con privados y OOII al 43,7%. Esta caída es significativa y revela un cambio estructural en la política fiscal y monetaria. La reducción de pasivos remunerados del BCRA, como las Leliqs y los pases, ha sido clave en esta estrategia, ya que estos instrumentos constituían una fuente creciente de emisión monetaria futura.
La consolidación de esta tendencia está sustentada en tres pilares: superávit fiscal primario, contención del gasto público y saneamiento del balance del Banco Central. La menor necesidad de financiamiento, producto del ajuste fiscal, permite descomprimir la presión sobre los mercados y restaurar la confianza.
Hacia una deuda más sostenible
El gráfico que a continuación se muestra, proyecta la evolución futura de la deuda con privados y OOII, en base a un escenario de superávit fiscal primario del 1,5% del PIB, una tasa real de crecimiento del 5% y una tasa real de interés también del 5%. Bajo estos supuestos, la deuda caería progresivamente del 43,7% del PIB en diciembre de 2024 a un 32,8% en diciembre de 2030.
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Esto implica no solo una mejora de la sostenibilidad de la deuda en el largo plazo, sino también un menor riesgo país, una mejora del perfil crediticio y un potencial retorno al financiamiento voluntario en los mercados internacionales. Argentina dejaría atrás su histórica dependencia del endeudamiento compulsivo para ingresar en una etapa de solvencia fiscal duradera.
Cabe resaltar que este proceso no depende exclusivamente de una mayor recaudación, sino del ajuste genuino en el gasto público, acompañado por reformas estructurales que buscan achicar el tamaño del Estado y fortalecer el sector privado.
Análisis complementario: aportes de Federico Furiase y Pablo Quirno
Federico Furiase destacó en su cuenta de X (antes Twitter) que los intereses que capitalizan, como en el caso de las LECAPs, se registran por debajo de la línea como deuda, según la metodología oficial. Subraya que lo relevante es si el superávit fiscal primario es suficiente para estabilizar el ratio deuda/PIB en el tiempo, incluso incluyendo esa capitalización de intereses. Además, presentó una proyección en la que, con una tasa real y crecimiento del 5% y un superávit primario del 1,5% del PIB, la deuda se reduciría del 43,7% al 32,8% del PIB en siete años.
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Por su parte, Pablo Quirno aclaró que estos intereses capitalizados no se pagan en efectivo y por eso no se consideran en el cálculo fiscal corriente, aunque sí se suman al total de la deuda. Resaltó que la clave es evaluar la sostenibilidad de la deuda, y compartió un gráfico que muestra la caída de la deuda bruta del 169,5% del PIB al 76,3%, y de la deuda con privados y OOII del 56,5% al 43,7%, lo que evidencia una clara tendencia descendente.
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