Después de cinco años, tras varias dilaciones, la Justicia condenó a Diego Siciliano, el empresario que había sido acusado de hostigar a la abogada Norma Igoa Bellini, que representaba a su expareja en una causa por violencia de género. La semana pasada se firmó un acuerdo en el que el imputado reconoció los delitos, que incluían desde amenazas hasta intimidaciones y daños, como el ataque con una bomba molotov que hizo a un local que pertenecía a la letrada.
«Tengo mucha ilusión de poder dejar atrás cinco años de sobresaltos, temor y dolor. Aspiro a lo más simple: volver a la normalidad y vivir en paz”, había afirmado Bellini a este medio en la previa del proceso, el cual el Juzgado de Primera Instancia en lo Penal Contravencional y de Faltas N° 12, a cargo de Juan Manuel Neumann, homologó el acuerdo.
Amenazas, persecución y 20 atentados: comienza el juicio contra el hombre acusado de hostigar a la abogada de su exmujer
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El trato se presentó a fines de abril pasado por la defensa de Siciliano, después de que se suspendiera el juicio oral previsto en la causa. En el marco del mismo, al que se arribó de la mano del fiscal José Silvye y al que la abogada -víctima y querellante- dio su consentimiento, el hombre reconoció los hechos y el magistrado le fijó distintas pautas.
Entre ellas, se le impuso una pena de tres años de prisión en suspenso; la colocación de una tobillera electrónica por el término de 6 meses; se le prohibió acercarse en un radio de 500 metros a las querellas y a todas las víctimas de la causa; que fije residencia con jurisdicción del tribunal y que asiste siempre que sea citado; y que repare económicamente a la damnificada por los daños ocasionados.
La homologación significa que el juez aprobó el acuerdo, que pasa a ser una resolución con los mismos efectos que una sentencia. Los hechos denunciados se produjeron entre 2020 y 2023, y se caratularon como amenazas simples, desobediencia, daños e intimidación agravada, todo ello mediado en desigualdad de género.
En diálogo con PERFIL, Norma había pedido que Siciliano pagara por todo lo que hizo, donde el hostigamiento luego de que aceptara llevar el caso de su exesposa y madre de su hija no solo se extendió a ella, sino también a su círculo familiar. «Las víctimas con suerte tienen custodia o les dan un botón antipánico, pero el autor está tranquilo en su casa armando su próxima jugada», expresó en ese entonces.
La letrada también señaló que decidió hacer público el caso en los medios para defender a su familia, debido a las amenazas constantes, y para que «los abogados no tengan miedo en hacer su trabajo» a la hora de defender a las víctimas.
Vivir con miedo
En 2019, Laura (nombre ficticio para resguardar su identidad) denunció a Siciliano por violencia intrafamiliar contra ella y su hija. Mientras el proceso se movía en el ámbito judicial, con algunas victorias para la mujer, su abogada comenzó a padecer ciertas situaciones que la inquietaron. «Empezaron a pasarme cosas muy raras«, recordó.
Un día, circulando por Ruta 6, disminuyó la velocidad para esquivar un badén y se le cayó una rueda del auto. «Un camionero paró a ayudarme y me comentó que tenía todos los bulones flojos, pensé que había sido culpa de la concesionaria», comentó. Luego de ese episodio también recibió llamadas amenazantes al número de su casa y encontró el baúl de su automóvil totalmente martillado.
Todo se fue agravando «casualmente» a partir del 29 de noviembre de 2021, cuando la Justicia le notificó a Siciliano del “requerimiento a juicio por incumplimiento de los deberes de asistencia familiar” con su exmujer. Esa noche vandalizaron las vidrieras del local de antigüedades “Antica Bellini”, ubicado en el barrio porteño de Retiro, que era propiedad de Norma y que había pensado para su retiro como abogada.
El comercio más tarde sufrió la rotura de sus vidrieras y el 31 de enero de 2022 tuvo lugar un suceso gravísimo: Dos desconocidos, presuntamente enviados por el empresario, colocaron una bomba molotov que causó un incendio que destruyó todo lo que había en él. Además de los daños materiales, la letrada lo había visto a Siciliano frente a su departamento y había recibido más llamadas.
Norma indicó que en ese momento pidió algunas medidas instructorias para avanzar en la investigación contra el hombre, pero no obtuvo respuestas por el lado de la Justicia. Instaló cámaras de seguridad en donde vive y también en otros lugares a los que asistía regularmente. En los meses siguientes vio más actos de vandalismo contra el local, su auto y el de su hijo.
En agosto de ese año le llegó un mensaje por WhatsApp desde un número desconocido con característica de la ciudad de Rosario, detallando movimientos de todos sus familiares, incluso algunos que vivían en el exterior. También le precisaron cómo había muerto su marido, junto a más de 20 fotografías tomadas a lo largo de dos años en eventos familiares importantes, en lugares públicos y privados.
El hostigamiento siguió contra su hijo y la pareja de éste: destrozó la moto del joven y arruinó con ácido un vehículo de su nuera, además de romper vidrieras de un local comercial de ella. Aterrada y cansada de todo esto, Bellini se asesoró con un abogado penalista y hasta decidió acudir a un investigador privado, que descubrió que mucho de este tipo de amenazas el empresario las había usado con Laura.
Finalmente, cinco años después del inicio de este calvario, el hombre recibió condena por daño en cuatro oportunidades, incendio con peligro común para bienes, amenazas simples y agravadas por ser anónimas y daño en concurso ideal por desobediencia en dos hechos.
FP/ff